Escrito hoy en un momento de paz en una plaza.
Foto tomada en el Paseo de la Familia, Cipolletti.
¡Qué lindas son las plazas!
Son lugares de encuentro, de conexión con otros, de descanso.
Pero lo más lindo, es cuando uno puede atravesarlas caminando, quizá apurado, quizá desanimado, o quizá perdido, y aún así sentirse envuelto por la naturaleza, aunque sea por solo una cuadra.
A veces de forma conciente decidimos ir a una y quedarnos un rato. Otras veces de forma inconciente, solemos querer frenar y tomarnos un tiempo para descansar. Y escuchar.
Qué lindo es escuchar en una plaza.A los pájaros, a las hojas de los árboles movidas por el viento, pasos de la gente caminando, risas y murmullos a lo lejos, a los autos pasar.
El sonido de las plazas sí que da paz. Cuando uno intencionalmente deja de escuchar lo que le estaba distrayendo, para concentrarse en lo que pasa en ella.
Puede que suene extraño, pero la paz se activa. No es una sensación que nos acompañe en cada momento, no porque no exista, sino porque no la dejamos fluir en nosotros. La paz únicamente se activa cuando nosotros lo decidimos.
También puede variar de acuerdo a la personalidad de uno. Para algunos la paz está en una charla con otra persona, en unos mates, en un avión yendo a cualquier parte, en un libro, en medio de una playa paradisíaca, en una canción, estando en soledad... Pero para mí, mi paz se encuentra en la naturaleza.
Ese pedazo de creación sin haber sido intervenido por el humano. Ese aire fresco que no se respira de la misma forma en otro lado. Esas tonalidades de verde que no pueden ser reproducidas a la perfección en una pintura o fotografía.
La paz, mi paz, está en el descanso en medio de la naturaleza. La naturaleza me hace bajar. Me hace acallar mis sentimientos. Me hace pensar con claridad. Me hace reflexionar y tomar decisiones. Me genera hacer una introspección. Me hace ver las cosas desde otra perspectiva. Termino yéndome enfocada.
No todos tenemos el privilegio de tener un bosque, lago o montañas donde vivimos. No todos tenemos cerca de casa un lugar donde escapar a la naturaleza. Pero todos tenemos una plaza cerca. Quizá no sea lo mismo, quizá no genere en nosotros la misma sensación que estando en uno de esos lugares, pero son los que más paz traen, si uno así lo deja.
Activar la paz que nos desconecta de lo superfluo y nos conecta con lo importante. Lo que va más allá de nosotros mismos, pero nos lleva a la profundidad que hay dentro nuestro.
Y quizá se trate de eso.
En medio de todo el caos, responsabilidades y ruido, ir a una plaza, sentarse y escuchar.
Ser intencionales y dejar que nos inunde la paz, aunque ésta dure solo unos pocos minutos.
Pero esos pocos minutos, pueden activar la paz necesaria que dure todo el día.
Quizá se trate de encontrar nuestra plaza.
Quizá se trate de hallar a Esa persona a la que podamos ir en cualquier momento, y que incluso no teniendo una plaza cerca, se sienta como una.
Una plaza que no varía según las estaciones o lo que las personas hagan con ella.
Una plaza disponible para nosotros para toda una eternidad.
¿Qué lugar o quién es tu plaza?
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